Aun inmersos en la crisis sanitaria mundial debido al Covid-19, las instituciones y empresas del arte en el mundo mantienen sus estructuras en activo. Han cambiado los modos, pero aun es posible visitar una exhibición, enamorarse de un lienzo, viajar al mundo paralelo que nos propone el artista, e incluso llevarnos ese universo al hogar.

Este pasado 13 noviembre la Casa Christie’s New York destinaba, en su subasta de Arte Latinoamericano, los lotes 3 y 37 a dos piezas del artista Roberto Fabelo. La primera de ellas, un tríptico del año 2015, titulado “Cielo, tierra y mar”, realizado en acrílico sobre seda (155 x 366 cm), fue mostrada en el catálogo de la casa subastadora en dos página dobles. En una de ellas, un ensayo del crítico de arte, editor y curador Paul Laster fue incluido. Por su parte, el lote 37 era una escultura en bronce y base de acero inoxidable (198,1 x 61 x 61 cm) titulada “Rinocerontes románticos”. La pieza representa una mujer desnuda que emerge de una concha de mar, coronada con una caracola, cuyo cuerpo se encuentra recorrido por siete rinocerontes dorados. El desnudo femenino está patinado en negro.

Ambos lotes figuraban como recomendados por la Casa de Subastas, debido a que se trataba de piezas muy representativas de la obra del artista, y tomando también en consideración la exquisita factura. Ambas obras alcanzaron un precio de $ 437,500.00.

Cielo, tierra y mar

“Cielo, tierra y mar”, vendida por 437.500 usd.

Rinocerontes romanticos

“Rinocerontes románticos”, escultura en bronce vendida por 437.500 usd.

A continuación compartimos el texto de Paul Laster incluido en el catálogo de Christie’s New York, para más referencia sobre la pieza “Cielo, tierra y mar”.

Uno de los artistas contemporáneos cubanos más reconocidos a nivel internacional, Roberto Fabelo, ha exhibido, entre otras, una instalación de insectos colosales (cucarachas) con cabezas humanas en la fachada del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, una escultura de una olla gigante con cientos de tenedores adosados, en el legendario malecón de La Habana; y columnas, cual tótems, realizadas con utensilios de cocina, en el Pabellón de Cuba en la Bienal de Venecia. Igualmente, sus pinturas y dibujos gozan de un amplio reconocimiento.

Comenzando su larga carrera artística en la década de 1970 como dibujante, con un estilo inspirado en los viejos maestros, Fabelo rápidamente perfeccionó sus habilidades para expresar preocupaciones contemporáneas. Explorando mitos, folclore y sueños, el artista de 70 años ha utilizado la caricatura y el simbolismo para comunicar una visión de la vida que si bien es muy personal, comprende un atractivo universal.

Ganando popularidad por sus ensamblajes de técnica mixta en la década de 1990, hizo autorretratos en forma de altar repletos de excéntricas figuras talladas a mano e ilustradas con personajes carnavalescos que recordaban las poéticas construcciones de Joseph Cornell. Del mismo modo, creó pinturas de múltiples paneles sobre madera que presentaban decenas de pequeños personajes, reunidos en estructuras similares a puertas, en un estilo deudor de la estética de Robert Rauschenberg y Jasper Johns.

Durante los últimos 20 años, Fabelo ha construido esculturas e instalaciones masivas con artículos de cocina, similares a las acumulaciones de Arman, donde un conjunto de objetos forman algo nuevo y las divertidas ampliaciones Pop Art de cosas comunes de Claes Oldenburg. Y al igual que Subodh Gupta y Hassan Sharif, Fabelo ha empleado objetos domésticos comunes para discursar sobre el consumismo. No obstante, mientras estos artistas usaron productos nuevos, Fabelo eligió resucitar lo gastado y reciclado para representar el característico estilo de vida cubano.

Igualmente dadaísta y surrealista en su punto de partida, sus ensamblajes con objetos encontrados resultan en yuxtaposiciones poéticas. Ha explorado también este tipo de juegos de palabras y narrativas visuales en obras altamente imaginativas sobre papel y pinturas sobre seda decorativa bordada. Su tríptico de 2015 “Cielo, tierra y mar” es una de sus pinturas más destacadas sobre seda. Realizada en acrílico sobre seda con patrones generales de motivos florales y de puntos, el tríptico consta de tres retratos al estilo de Arcimboldo de una joven cuyo cabello y ropa están compuestos por criaturas que representan metafóricamente el cielo, la tierra y el mar.

El cabello de la primera mujer está tejido con imágenes de variedades de pájaros, mientras que su ropa parece compuesta por plumas. El segundo panel presenta los rizados mechones de la mujer formados a partir de representaciones realistas de rinocerontes, un símbolo recurrente en su trabajo, que se entremezclan como en una de las desconcertantes piezas gráficas de M.C. Escher. Y la tercera parte del tríptico retrata sirenas y conchas en un escenario sensual.

Similar al efecto que Sigmar Polke ha obtenido al pintar sobre sábanas, la superficie ornamental proporciona un tipo de velo que aleja al espectador del sujeto, haciéndolo aún más deseable. Los estampados florales también añaden un nivel de opulencia y elegancia al mundo de Fabelo, por lo demás onírico y desconcertante, donde el artista convierte inteligentemente los pensamientos sobre la naturaleza y la mitología en arte.

Paul Laster, Octubre de 2020.

(Paul Laster es escritor, editor, curador independiente, artista y conferencista. Es editor de ArtAsiaPacific y editor colaborador en Whitehot Magazine of Contemporary Art, FLATT y artBahrain. Es colaborador frecuente de Time Out New York, Modern Painters, New York Observer, Art in America y ARTPULSE)

Nota: 
Imagen que anuncia la noticia de izquierda a derecha Rinocerontes románticos, Cielo tierra y mar en sala de Christie’s New York, 6-13 noviembre 2020.
Foto: Marysol Nieves.