En el arte, como en la vida, los objetos, ideas o productos creados por el hombre tienen, a menudo, una vida cíclica, dispar, azarosa. También el creador. La vida es un viaje hacia el clímax y cúspide de nuestra evolución como seres humanos y de nuestras carreras. Pero durante ese viaje, la vida es el equilibrio entre los puntos de cierre y los crescendos que el destino propone. Las obras de arte, si bien están colgadas en la pared de un coleccionista devoto, o en los almacenes de un magnate, y parecieran estar estáticas, inamovibles, inalterables, también pueden hacer ese viaje que sacude y altera su esencia misma.
El mercado es muchas veces ese agente de cambio que las remueve física y conceptualmente de una pared o un almacén, para otorgarles una nueva dimensión. En septiembre 28 tuvo lugar en la casa de subastas Phillips de New York (antes Phillips de Pury) la venta de una serie de piezas pertenecientes a la colección del filántropo y coleccionista Howard Farber, entre ellas una de Roberto Fabelo. Originalmente, Farber adquirió esta obra en Galería Habana, Cuba, en el año 2012. Se trata de un lienzo titulado “Chicharrón”, que fue vendido por $214,200, superando en casi el doble su estimado alto.
Chicharrón, óleo sobre lienzo. 2012
90 1/2 x 78 1/2 in. (229.9 x 199.4 cm)
Con Leonardo Padura, Premio Princesa de Asturias de las Letras, quien estuvo a cargo de uno de los textos para el catálogo de la exposición
No somos animales (Galería Habana, La Habana, 2012).
En el catálogo de la subasta se describía a “Chicharrón” como “un ejemplo suntuoso de la comprensión del color y la forma de Roberto Fabelo”. Y se añade que en esta pieza Fabelo recontextualiza o recicla la imaginería histórica del arte y literatura, desde la “Visión Fantasmal” de Francisco de Goya (1801), hasta la perspectiva de George Orwell en Rebelión en la Granja. Citando el texto publicado por Phillips: “La sátira política y social de George Orwell es paralela a la de Fabelo: somos animales. Los numerosos pliegues, matices azulados y fondo sangriento de ‘Chicharrón’ se remontan a la naturaleza grotesca del ser humano como cerdo.”
Dos días después, el 30 de septiembre, en la Subasta de Arte Latinoamericano de Christie’s, New York fue subastada otra pieza de Fabelo, en este caso un dibujo sobre metal que alcanzó la cifra de $176.400 superando ampliamente su estimado máximo de $120.000. El título de la obra es “Pequeño Teatro”, y fue originalmente realizada en 2015 y exhibida en el Palazzo de la Cancelleria, en Roma, como parte de la muestra “Persistencia” (2017).
Pequeño teatro, dibujo sobre metal
80 x 70 x 25 cm ( 31 1/2 x 271/2 x 10 pulgadas)
Ejecutada: 2015
Detalle 1
Detalle 2
En palabras de Jorge Fernández, director del Museo de Bellas Artes de La Habana, Cuba: “Pequeño teatro” es un cuadro de un sinfín de personalidades que podrían formar parte de la confusión y decadencia de la Cuba de ese momento histórico. (...) Fabelo crea su propio bestiario y propone una vida donde lo humano y lo animal se convierten en una sola entidad. Concilia instinto con pensamiento, con dolor, y sugiere una utopía que se ve desplazada por esa heterotopia que solo existe en sus creaciones.
Roberto Fabelo y su representante, Mario José Hernández, frente a la obra titulada Persistencia, como el título de la muestra, de año de ejecución, técnica y medidas similares a Pequeño teatro. Durante el montaje de la muestra Persitencia. Palazzo de la Cancelleria, en Roma, 2017
A continuación se reproduce en su totalidad el texto del catálogo de Phillips New York que acompaña a la obra “Chicharrón”.
Pintado en 2012, Chicharrón es un ejemplo suntuoso de la comprensión del color y la forma de Roberto Fabelo. Cuestionando el papel del ser humano como depredador del planeta, Chicharrón una imagen icónica del animal como humano. El proceso autodenominado de Fabelo de recontextualizar la imaginería histórica del arte familiar, o "reciclar", como él lo llama, es un elemento esencial de su práctica. Las representaciones de Fabelo de la existencia humana “denuncian la estupidez, la falta de respuesta y la abyección” y las presentan al espectador para experimentar toda su influencia. ?“Todos los cubanos somos recicladores natos […]. Es algo inherente a nosotros como sobrevivientes de la escasez y de tener que renunciar a muchas cosas; reciclar es un término que se refiere no solo a los objetos materiales sino también a nuestros mejores sentimientos, nuestros recuerdos, nuestros cultura. Todos hemos tenido que reciclar, y yo también me he encontrado en esa marea".
—Roberto Fabelo
Francisco de Goya, Visión fantasmal , hacia 1801
Chicharrón se basa tanto en la compleja historia del colonialismo cubano como en la narrativa filosófica en curso del cerdo como líder indigno y no deseado. A menudo equiparado con la gastronomía española, el “chicharrón” aquí es casi apetitoso. La ironía visual de Fabelo es fuerte, y aquí también está “reciclando” la imaginería popular. En un tono literario similar al de Roberto Fabelo, Animal Farm de George Orwell cuenta la historia de un dictador cerdo iracundo y abrasador. En preparación para la revolución contra los terratenientes, el Viejo Mayor, el jabalí de la granja, afirma que “el hombre es la única criatura que consume sin producir. No da leche. No pone huevos, es demasiado débil para tirar del arado, no puede correr lo suficientemente rápido para atrapar conejos.
Sin embargo, él es el señor de todos los animales.” El trabajo satírico de Orwell ilustra cuán inteligentes y poderosos pueden ser los animales y, en última instancia, borra la línea entre ellos y los humanos. En las etapas finales de la novela, cuando los cerdos gobiernan juntos entre los humanos, Orwell insinúa cuán similares son realmente los dos”. Doce voces gritaban de ira, y todas eran iguales. No había duda, ahora, de lo que había pasado con las caras de los cerdos. Las criaturas de afuera miraban de cerdo a hombre, y de hombre a cerdo, y de cerdo a hombre otra vez; pero ya era imposible decir cuál era cuál.” La sátira política y social de George Orwell es paralela a la de Fabelo: somos animales.??Los numerosos pliegues, matices azulados y fondo sangriento de Chicharrón se remontan a la naturaleza grotesca del ser humano como cerdo. En una línea similar a la de los grandes fantasiosos modernos, Fabelo muestra, con una vehemencia goyesca, desde el Bosco y Bruegel hasta Picasso, que los seres humanos son más siniestros de lo que parecen en la superficie.??
-Gladys Yunes Yunes, “Roberto Fabelo, Galería Habana,” ArtNexus , vol. 12, núm. 88, 2013, pág. 101.
-George Orwell, Animal Farm: Centennial Edition , Nueva York, 2003, pág. 7. ?Ibíd., pág. 126.
Siguiendo estas líneas, podrá consultar el texto del profesor, investigador y crítico de arte Jorge Fernández, publicado en el catálogo de Christie’s acompañando la obra Pequeño teatro
De derecha a izquierda: Jorge Fernández, Mario José Hernández y Roberto Fabelo. Museo Nacional de Bellas Artes. La Habana, 2020
Pequeño Teatro.
Si identificamos algún texto que haya estado de forma permanente en la obra de Roberto Fabelo es el sentido de la teatralidad. Sus piezas son apuntes de una puesta en escena inacabada donde la ficción y la realidad transitan por caminos encontrados , es muy difícil separar una cosa de la otra porque se convierten en una unidad indivisible. Esta investigación lo ha hecho subvertir el orden de los soportes tradicionales del arte para generar una mirada abierta del dibujo , la pintura o la escultura. Lo interesante de este ejercicio es que el artista oxigena los métodos históricos de componer y los pone a dialogar en otro tipo de materialidad , valiéndose de la innovación en cuanto a los lenguajes en la conformación de las obras. Roberto Fabelo vuelve con su actitud a recuperar el espíritu de los surrealistas y las ansias por encontrar nuevos métodos de producir arte.
De ahí surgió la técnica del frottage que desarrolló Marx Ernst y que tiene puntos de contactos con el modo en que Fabelo interviene la serie de calderos con los registros de cada trazo. Pequeño teatro forma parte de un grupo de obras que han aparecido como aglomeraciones , en forma de torre o de manera individual ,esta visualidad tiene deudas indiscutibles con la Columna Infinita de Constantin Brancusi o las acumulaciones de Arman , artista vinculado a el grupo de los Nuevos realistas. No obstante la diferencia de Roberto Fabelo con estos dos creadores de las Vanguardias del Siglo XX ,radica en la relación con el contexto y la carga simbólica que adquieren sus piezas.
Pequeño teatro es un retablo de una infinidad de personajes que pueden ser parte de las alucinaciones y el desgarramiento de la Cuba de estos años. Ninguno tiene un origen común, son una escritura que le permite a el artista comunicarse con el mundo exterior , es un modo de refractar , de entender o no saber exactamente lo que sucede en su entorno. Fabelo crea su propio bestiario y nos propone la síntesis de una vida donde lo humano y lo animal se transfigura en una sola cosa. Concilia el instinto con el pensamiento , el dolor , y sugiere una utopía que va siendo desplazada por esa heterotopía que solo existe en sus fabulaciones. Cada uno de esos calderos traen tras de sí su propia historia , encontrarlos se convierte hoy en toda una odisea.
Este objeto lleva consigo la idea de una colectivización que tuvo como espacio las grandes cocinas y comedores que se crearon en toda país : campamentos agrícolas , escuelas en el campo , comedores obreros. Se construyó un sistema que apostó por crear valores de estandarización que se fueron haciendo incompatibles con la naturaleza de la individualidad. Los factores internos y externos que propiciaron la crisis económica en la isla , clausuraron este tipo de experiencias. Cuando uno observa Pequeño teatro dentro de la trayectoria de Fabelo ,sabe que este artista no es dado a comentarios literales sobre su obra ,a partir de lo local interroga lo universal.
El ser humano es escrutado en su esencia más prístina , desde ahí produce un ecosistema que solo el conoce. Lo sagrado se vuelve cotidiano para narrarnos nuestra propia historia. Estas imágenes nos inducen a hacer el mismo ejercicio que realizamos cuando visitamos una catedral y tratamos de descifrar los pasajes bíblicos. Es muy difícil develar el misterio de las grandes obras , ellas están ahí para mostrarnos sus relatos pero también para producir afectos y emociones en los que nos aventuramos a ser sujetos de cualquier recepción. El arte dice en el mismo momento en que sugiere y en eso Roberto Fabelo ha demostrado que es un maestro.
Jorge Antonio Fernández Torres. Curador y Crítico de Arte.