A partir del próximo 9 de mayo vuelve el Museo Nacional de Bellas Artes a abrir sus puertas al quehacer del maestro del dibujo, la pintura, la ilustración y el grabado cubanos.
Quince años han transcurrido desde que Roberto Fabelo, reconocido artista de la plástica, expuso por primera vez una muestra personal en el Museo Nacional de Bellas Artes. A partir del próximo 9 de mayo vuelve esa prestigiosa institución de la cultura cubana a abrir sus puertas al quehacer de este maestro del dibujo, la pintura, la ilustración y el grabado cubanos y lo hace en un momento especial: en breve Fabelo celebrará sus treinta años de vida como profesional de los pinceles, las gubias, los lienzos, las planchas, las cartulinas…
Recientemente La Jiribilla visitó el estudio de este creador, poseedor de una sólida obra cuyo reconocimiento internacional es probado. Pero esta no es la primera vez que visitamos a Fabelo. Hace unos tres años hubo un encuentro similar y la entrevista realizada en esa ocasión no fue publicada en nuestras páginas porque, sencillamente, no existíamos como medio de comunicación.
Esa conversación, inédita y que intenta “dibujar con palabras” al creador, aparecerá en este trabajo como una suerte de Fabelo en dos tiempos.
PRIMER TIEMPO: Fabelo hoy
- ¿Un poco de mí?
- Ese es el título de la exposición. Describir una obra es difícil y no quisiera andar haciendo discursos. Son piezas que tienen un carácter escultórico; objetos tridimensionales que se conjugan en una suerte de lo que se ha dado en llamar instalación y que están realizados a partir de dibujos que había elaborado en mi continuo vicio de dibujar y de acumular imágenes.En este caso son objetos que tienen que ver con la mesa, con toda la actividad de la alimentación, de la subsistencia; objetos como platos, tenedores, cuchillos, jarros que están en la vida cotidiana junto al hombre y que en sí mismos tienen una belleza que se enriquece por el uso cotidiano.
Me pareció que estos objetos son parte de los conflictos del hombre, que lo acompañan en el problema de la subsistencia o de la carencia, del despilfarro o del exceso. También otros factores que están relacionados con lo social y lo ecológico.De alguna manera en ellos se corporeizan dibujos que había realizado y ya colocados en esta especie de instalación, que le ha dado en llamar “Mesa”, pudieran tener otra connotación u otro nivel expresivo diferente al que he empleado en otros soportes como el dibujo o la acuarela.
Es otra cuerda dentro del mismo universo temático que he trabajado en otro momento, pero adquiere un sentido diferente y por eso digo nuevo, porque se agrupan en una dimensión en relación con el hombre. Quizás el hecho de darle un gran tamaño a estos objetos pudiera estar hablando de la dimensión del problema como acuciante y siempre presente y a veces -en algunas regiones del mundo-insolubles por la injusta distribución de las riquezas.
Me interesaba que conservaran -más allá de esos propósitos expresivos- y que visualmente fueran más trascendentes y plásticamente pudieran acercarse al hallazgo plástico. Esos objetos van acompañados de residuos, restos orgánicos y espejos. Están los platos de grandes dimensiones, por ejemplo hay uno que está bordeado por el muro del Malecón, que nos es tan afín y familiar. Dentro del conjunto de la pieza a ése lo titulé “Mar Interior”.
Desde que llegué del campo a la ciudad siempre he vivido cerca del Malecón y creo que, en algún momento, todos los artistas plásticos han tomado el Malecón como un motivo; esa orilla, ese punto límite entre la tierra y el mar, con todo su encanto, poesía y simbologías.
Tengo otro plato lleno de huesos de res -que en sí mismos tienen una extraña belleza- y que de alguna manera dan testimonio de la acción depredadora del hombre en su necesidad de alimentarse. El hombre en esa urgencia va acumulando residuos y va dejando huellas y también vacíos en la naturaleza.
Quizás por ahí está el intento de hacer algunas asociaciones. Estos objetos van acompañados de un conjunto de acuarelas de gran formato. Las acuarelas que están más dentro de las piezas que tradicionalmente he hecho con esa técnica pictórica que tanto me gusta y también tienen que ver porque hay recipientes, platos y objetos relacionados con ese universo temático.
- ¿Ése sería el hilo conceptual o conductor de la muestra?
- Podría ser, porque ése es un material que se ha ido acumulando en el último año y medio y que, un poco forzado por la necesidad de exponer obra, me decidí a reunir y a demarcar los límites temáticos y la línea que podrían definir el sentido y el tema de la exposición. Es por eso que pueden relacionarse con ellos a través de este hilo conductor.
También hay algunas piezas que he reunido en una especie de retablo en el que se agrupan pinturas sobre madera que he unido como si fuera un gran mosaico, donde hay algunas referencias al sistema central de la exposición, pero que han sido realizados en diversos momentos en los últimos cuatro o cinco años y que son piezas que conforman una especie de imaginario personal; una especie de galería de retratos que constantemente he realizado en distintos soportes, es decir a través del dibujo.
En este caso es pintura sobre madera, sobre caoba, cedro… sacada de viejos muebles tirados que han sido excelentes soportes y que he ido reuniendo azarosa y caprichosamente en esos tableros. Eso es un poco de mi fluir como pintor y son piezas que tienen -según mi entender- menos drama en relación con la ejecución, porque las realizo como divertimento. Estoy mostrando una parte de mí y estoy mostrando esa zona de ocupación azarosa a cosas más complejas a las que me refería al inicio y que pudieran ser más conceptuales.Ideas que son mucho más identificadas con propósitos expresivos determinados y todo eso forma parte de mi naturaleza.
- ¿El hecho de incursionar en la madera y en la instalación como soporte expresivo, puede entenderse como un desplazamiento o abandono de Fabelo de la cartulina y el lienzo?
- Yo no abandono sino integro. No voy a suplantar. Quiero abrir puertas y asomarme a ver qué hay, guiado por una necesidad, por un gusto en esa aventura. Todo ello es como un ejercicio natural de búsqueda y de voluntad intelectual de examinar, de indagar diversos temas, alternativas; propuestas que pudieran ampliar y enriquecer el proyecto personal. No se trata de excluir sino de incluir. Mientras más pasa el tiempo más quiero añadir cosas. Es una dualidad: a medida que vas esencializando cosas vas incluyendo y por eso he incluido estos grandes objetos realizados en aluminio y otros materiales, pero que van incorporándose a mi manera de mirar y que para nada es excluyente.
- Hay críticos que estigmatizan a la instalación como una manera efímera de expresarse…
- No me preocupa si es algo efímero o no. Eso no es mérito ni un demérito. Siempre que exista arte metido dentro y siempre que haya una imagen o una visualidad que provoque una inquietud, que deje en uno una huella en la memoria o en los sentidos en general, creo que cumple un cometido importante. No sólo las instalaciones, hay otras piezas que son efímeras porque aun cuando han sido realizadas en los supuestos soportes tradicionales o conocidos y, entre comillas, garantizados, salen rápidamente de la memoria de las gentes y por lo tanto son más efímeros.
- Sé de las agonías que encierra para un artista los días previos a la inauguración de una exposición personal. ¿Cuáles son sus expectativas ante ésta muestra y qué va a ocurrir posteriormente con su vida profesional?
- Lo veo como un momento en el camino; no es una pausa, sino un momento de conflicto al que siempre le tengo un poquito de temor, por qué no decirlo. Respeto mucho a mis colegas, al resto de los artistas, al público, me respeto yo mismo y no me parece que sea un momento para poner cualquier cosa que a uno se le haya ocurrido o lo que ya ha sido visto o conocido. Estoy tratando de mostrar algo diferente que quiero compartir con los demás. Creo que después de todo ese tiempo sin exponer era conveniente que lo hiciera. Esas razones se unieron. Simplemente digo que es un momento de conflicto y a la vez de continuidad. Seguiré desarrollándome cada vez que se me aparezca algo que me resulte interesante, atrayente, pues me introduciré en ese camino. Con estas incorporaciones de objetos y cosas de carácter tridimensional y otros soportes se enriquecerá, seguramente, mi trabajo o yo haré todo lo posible porque se enriquezca; siempre con un gran respeto hacia el arte, hacia uno mismo y hacia los demás y con el deseo de encontrar el camino del disfrute de la belleza, de la imagen y de la plenitud, que entraña el poder tener la posibilidad de concebir un mundo propio que uno se lo puede mostrar a los demás.
SEGUNDO TIEMPO: Fabelo dibujado tres años atrás
Afilé la pupila para “tragarlo” todo de una sola ojeada.
El sonido del timbre, unos cuantos escalones y el saludo cortés bastó para invadir el mágico espacio creativo de uno de los artistas plásticos contemporáneos cubanos, cuya estética pudieran cuestionar algunos entendidos.
Fotos de familia, olor a obra sin concluir, trazos sin terminar sobre una cartulina, pupilas que aún no han cobrado la profundidad de su definitiva mirada, luces y sombras, musas y fantasmas revoloteando, jugando entre sí o tal vez pugnando por delimitar el futuro espaciode su existencia… todo ello fue un telón de fondo para adentrarme en el mundo pictórico de Roberto Fabelo, creador que, sin muchos pudores, afirma sentirse atrapado por la expresividad de la figura humana.
- He comentado que soy un artista apegado a la figuración por la misma génesis de mi trabajo, que siempre fue sobre la base de concebir mi mundo plástico a partir de la figura humana. He sido una persona que ha dibujado desde siempre, desde niño, el mundo que me rodeaba y lo que se movía en torno a mí: el hombre con sus características, los animales y también los objetos.
Figurativo de alguna manera, porque ello me ha servido para explicar cierta concepción de la forma humana, de objetos o animales. Es una manera de representar el mundo, de interpretarlo, porque en mi trabajo -creo yo- no hay una mera descripción. Yo voy en otra dirección, es decir, me sirvo de la figura humana, de las formas reales, para expresar, comentar, e indagar en nosotros mismos y en nuestro mundo.
- Una figura humana muy especial porque a veces los humanos se animalizan y los animales se humanizan. ¿Será acaso un sello-Fabelo?
- Eso, desde luego, forma parte de toda esa especulación, de esa indagación, que después me permite buscar asociaciones de varios tipos y servirme de esas asociaciones fantásticas, surreales, representativas y un poco expresionistas. Ese acento que persigue buscar capacidad de comunicación en objetos, en figuras, y en señales de mi entorno, es lo que me ha llevado a enfatizar un sentido un poco expresionista. La mezcla del animal con la figura humana es una cuestión que puede tener muchas lecturas: una de ellas es el cariño que yo le tengo a la naturaleza desde niño, porque que soy de origen campesino.
- Estuve gran parte de mi infancia familiarizado con la fantástica naturaleza cubana; acercándome a sus animales, conociendo cómo se nombra cada ave, identificando a los arboles por sus hojas, viendo caballos, reses… todo lo que existe en nuestro campo. Eso y ciertas lecturas de la literatura latinoamericana, como fuente de inspiración, fueron cuajando a la hora de mezclar, de relacionar la imagen de los animales y hacerlos fantásticos o hacer fantásticas las figuras humanas cuando les añado animales y, por decirlo de alguna manera, crear esas formas antropozoomórficas.
También mezclo objetos de diverso tipo con su simbología desde clavos y cuchillos hasta zapatos viejos. Todo metido en un mundo que persigue indagar, demostrar, buscar quizás un poco de poesía en las cosas aparentemente intrascendentes.
- Independientemente de esos primeros años de vida campesina, ¿puede interpretarse lo teatral como una traspolación posterior?
- Hice una extensa serie que titulé “Pequeño Teatro” y que considero me ha permitido una metáfora de la vida misma. Ello me facilita abordar diversos asuntos de esa gran obra que es la vida. El comportamiento a veces teatralesco del hombre mismo, de su proceder, de su capacidad de desdoblarse, enmascararse, disfrazarse, reunirse, proyectarse. Todo eso tiene que ver con la búsqueda del mismo hombre, de su naturaleza y su problemática.
- ¿Le interesa descubrir las personas que hay detrás de los personajes, de esas criaturas que usted crea?
- Puede plantearse así o a la inversa. Voy a los personajes que hay detrás de las personas o también como un todo. Cuando trabajo personajes no quiero parecer que ando anecdotizando mediante la representación. Realmente estoy leyendo otras cosas en los rostros de los múltiples personajes o personas que veo, estudiando comportamientos, actitudes, maneras de presentarse, o representarse a sí mismos… yo leo de sus historias, de sus rostros, de sus mismos gestos. Procuro no ir a una representación sino -como decía anteriormente- a una indagación sobre la naturaleza de estos personajes que, a veces, a mí se me hacen delirantes por la manera en que se mezclan, por la forma en que constituyen un todo de identidad para distinguirse. Eso en Cuba es muy rico por la variedad que hay y también por la sensualidad de sus gentes. Son rasgos que nos identifican a nosotros mismos, sin que yo tenga la intención de querer representar de ese modo lo cubano.
Ello se da de una forma entrañable porque soy cubano y tengo una vida, una existencia en esta naturaleza, en esta tierra y en esta cultura. Lógicamente, todo eso tiene que salir a la hora de observar con una mirada cubana, pero a la misma vez con una mirada cultivada, con una visión de la cultura universal y también con alguna experiencia a la hora de apreciar el arte. Todo eso me ha permitido acercarme al arte. Yo siempre pienso que son aproximaciones no sólo a los asuntos sino también desde el punto de vista técnico.
Siento mucho respeto por la creación y los altos niveles que ha alcanzado en sus múltiples maneras de expresarse a través de la historia, del tiempo y de diversos creadores.
- Hablaba de la cubanía plasmada en su obra, sin embargo algunos críticos afirman que son quizás acercamientos demasiado parecidos al quehacer de Goya. En otras palabras, que la influencia de ese artista en su obra es demasiado marcada. ¿Alguna defensa?
- No me interesa defenderme de ese tipo de opiniones en el sentido de que no las veo como agresiones. Las valoro como análisis, como examen de mi propio trabajo, de la imagen de mi obra. He dicho que, efectivamente, tengo muchas influencias de todo el arte figurativo, de todo el arte que se ha expresado desde la figuración, o sea de creadores paradigmáticos en el tiempo como Velázquez y Goya. Efectivamente, eso está en mi obra.
A diferencia de otros artistas cubanos que han trabajado más la raíz africana, yo percibo que en mí hay un acento un poco más hispano. De todos modos, tanto unos como otros, estamos creando sobre nosotros mismos. Esas dos raíces son la base de nuestra actual identidad. El asunto está en que es muy diversa, muy rica, la condición del cubano, su cultura y los ingredientes que la conforman. Expresarse, por lo tanto, puede conllevar -y de hecho conlleva- a una diversidad grande de matices provenientes de múltiples fuentes. Aquí tenemos de español, de africano, de chino y estamos enclavados en el mundo occidental, en la cultura occidental. La necesidad actual que tiene todo hombre creador de relacionarse con el mundo, y con otras zonas culturales, es una actitud inteligente. Hay que estar expectante y atento a lo bueno que puede provenir de otras fuentes culturales. Por tanto, es muy difícil decir que no eres tan cubano: que eres más hispano o africano. Podemos pensar en un hombreuniversal que de todos modos tiene una diferencia. Una de las cosas ricas que hace este mundo es la diversidad, la diferencia entre unas y otras culturas.
La vitalidad que tiene la cultura cubana es, precisamente, esa diversidad que tanto disfrutamos en la naturaleza misma, en los tipos étnicos, en la manera en que nos hemos mezclado. Eso tiene una vitalidad y riqueza tremendas y eso se disfruta también.
- ¿Algún apego a alguna forma estética en particular?
- Yo trabajo con instrumentos que tradicionalmente se han usado, es decir con los medios técnicos que pudo haber utilizado Goya, Velázquez, Dalí o Picasso. Me refiero a pinceles, pinturas, creyones, papeles de colores, telas… ¿fórmula estética? Un apego a la figuración, una intención de búsqueda dentro de esa línea figurativa y a la vez de permanencia dentro de esa línea. Por eso he hecho evolucionar esto hacia un punto de búsqueda que me permita conservar, esencialmente, un concepto figurativo indagador del arte. Cuando hago pintura, cuando hago escultura, cuando hago dibujo, cuando trabajo sobre papeles rotos, cuando pinto en madera, lo que trato es de variarme a mí mismo y emplearme en muy diversas alternativas. Mi trabajo es uno y a la vez variado por esa posibilidad de relación con diversos propósitos, soportes, medios e intenciones.
No es lo mismo cuando vas a hacer un mural, una tabla para una iglesia o una pieza libérrima o autónoma, cuando ensamblas un par de objetos que encuentras con una imagen que ha estallado en una madera y que le añades color. Ese juego tiene para el artista una tremenda justificación, se explica porque esa es una de las zonas importantes de la creación. Cada vez que hago un dibujo siempre estoy trabajando sobre la figura humana. Últimamente en pinturas sobre tela, he reunido muchos de esos personajes, he hecho un despliegue, he sentido que el color, y que la materia pictórica, tiene un discurso igual que lo tiene la madera y que lo tiene la filigrana del papel. Ello forma parte de un todo que yo básicamente estoy tratando de explicar y de hablar de un mundo que me es afín. He ido atesorando muchas ideas e imágenes. Yo dibujo constantemente, lo que me ha permitido acumular un banco de imágenes tremendo. Hablo objetivamente, es decir, dibujo y guardo esos trabajos, los atesoro mentalmente. Eso me ha permitido una mecánica de creador, de atrapador de imágenes constantes, que son las que me han permitido no dejar escapar las ideas que van pasándome por la mente y que me permiten apropiarme de la realidad.
- Esa búsqueda es ¿la experimentación de Fabelo?
- Claro que sí. De todos modos me pasa una cosa y lo digo -quizás no lo digo mucho- tengo deseos de hacer una gran cantidad de trabajos en medios aún desconocidos para mí.
- ¿Se refiere a soportes?
- Sí, soportes como por ejemplo la cerámica o el grabado. En esta última técnica he hecho algo, pero no una obra. Hace unos años empecé a pintar en serio, a meterme en el óleo, y con la problemática del taller de pintura y estoy un poco absorto en eso. Lo que hago es que todos los días dibujo y cada vez que se me ocurre una idea interesante le estoy cayendo encima, tratando que no se me escape… porque se escapan. Por eso dedico mucho tiempo al trabajo y me da mucho gusto. En ese sentido hay algún nivelde experimentación. Creo que hay diversos niveles de experimentación, hay quienes experimentan constantemente como método y tienen un sistema de ruptura. Yo no, fluyo en una dirección siempre de búsqueda, pero siempre paulatinamente con un tempo, que es mi propia manera, mi propio método.
- Quizás durante un tiempo a usted se le encasilló como dibujante, pero la acuarela, por un tiempo, fue su preferida…
- Yo trabajé mucho el dibujo, usé todas las técnicas y las sigo usando. Pero pasé del dibujo -que siempre preferí con tintas, plumillas y pinceles- a hacer aguadas de tintas y luego aguadas de acuarelas sobre papel. Así empezó a aparecer el color de una forma más fuerte. He trabajado en Cuba la acuarela como nadie, en el sentido de cantidad y dedicación. No me estoy refiriendo a calidades. Eso me ha permitido dominar ese medio -que es una técnica pictórica deliciosa-y me ha servido para mis propósitos expresivos. De alguna forma me facilitó la introducción del color que, posteriormente, se hizo presente en los óleos y en algunas maderas policromadas. La acuarela ha sido, y es, un disfrute enorme.
- Sin embargo, es una técnica que no muchos artistas plásticos utilizan, precisamente, por la complejidad y -según los críticos- se requiere además de talento, mucho de oficio.
- Eso es un tiempo. La técnica te apropias de ella practicándola y llega un momento en que no debe de haber secreto. El problema está en cómo usar esta técnica con otros propósitos, no ella misma como un fin. Si no hay arte metido, si no hay una imagen, si no hay un sentido de desafío, de emplazamiento, estremecedor, conmovedor o por lo menos desconcertante, no es más que pura técnica. No valdría la pena hacerse un acuarelista eximio, virtuoso, hay que agregarle otras cosas más.
- Usted ha transitado por varias etapas en cuanto al color. En sus inicios utilizaba los ocres y hoy se ven otras tonalidades. ¿A qué obedece ese recorrido por la paleta?
- Como dibujante era muy acromático al principio. Luego introduje algunos sepias y ocres en dibujos y aguadas y sentí una especie de emoción, de explosión del color. Actualmente los uso. Sin embargo, tengo un goce especial por aquellos dibujos que hice -y que he vuelto a hacer- sobre los papeles kraft en tonos ocres, añadiendo poco de color, que dan cierta parquedad. Todo radica en que necesito saturarme del color que no había usado y que me urge introducir. Estoy tratando de encaminarme y regular la paleta, lo cual responde a inquietudes expresivas relacionadas con el carácter que está teniendo la obra en cuanto a propósitos y contenidos. Quiero regular mediante un proceso de decantación y creo que hay un color “otro”. Es cierto que existe la luz nórdica y la luz del trópico, ambas son diferentes. La naturaleza influye en uno y nuestro clima y la luminosidad también. El color es una cultura que se adquiere con el tiempo y que se extrae de muy diversas fuentes. La sensibilidad para el color es totalmente diferente en cada persona.
- El color de lo cubano son estereotipos que se intentan imponer. Pueden ser muy sombrías algunas zonas del pensamiento, pueden ser muy luminosas o pueden ser muy apasteladas. No todos los hombres somos iguales, pensamos distinto, tenemos diversas historias personales. A unos les gusta el atardecer, a otros el amanecer, a otros el mediodía que raja las piedras. Algunos gustan de estar metidos en viejos zaguanes disfrutando allí a la sombra. A mí, por ejemplo, me gusta el atardecer.
- ¿El atardecer para trabajar?
- Prefiero el atardecer personalmente. Para trabajar me gusta la noche cuando no hay luz natural. Sin embargo trabajo el color, auxiliado con la mejor luz posible. Lo que quiero decir es que la noche es un color en otro sentido. Quizás le permita a uno ver, filtrar el color al que has estado sometido durante el día; filtrarlo a escala sentimental, emocional e intelectual. Eso puede ser mucho más interesante que querer pegarse a un esquema. La naturaleza es mucho más omnipresente, la naturaleza de nuestro color, de nuestra luminosidad. Eso deja mucho en nosotros mismos, pero nonecesariamente, que aquí el que pinta lo va a hacer con el color de aquí. Te repito, el color tiene un ingrediente que proviene de la naturaleza, pero también el color proviene de una visión que uno ha tenido de la creación universal, de la lectura. Es un color de otro tipo.
- Como espectadora debo confesarle que a mí su pintura me sobrecoge, me asusta y…
- (Risas)…
Esa puede ser una reacción lógica o un efecto que puede causar mi trabajo sobre ti. A otros, de distinta naturaleza, quizás no le provoque ese impacto. Me preocupa un poco que te asuste… (Risas)
- Realmente creo que en mi trabajo, en ese mundo en que yo palpito, hay una fuerza tal vez aterradora. Sin embargo siempre pongo mucha ternura y cariño en cada imagen que realizo y en el fondo sólo percibo eso, a pesar de que en apariencia son muy desgarradoras. Lo humano que está presente en mi trabajo es lo que, de alguna manera, explica la rudeza de esas imágenes. En otras no. Creo que tengo un registro de imágenes en el que las más duras tienen siempre algo tierno y lo más tierno, como imagen, tiene algo duro, que araña un poco. Para ejemplificarlo de una manera muy simplista: puedes encontrar un cerdo colgado, desgarrado, sangrando, acompañado de un par de personajes con cuchillos y tenedor y que se llama “Las ilusiones perdidas”. Hay ahí una historia muy humana donde yo he utilizado un animal para referirme a la existencia, a las desgarraduras de la vida y a la misma muerte. Sin embargo eso forma parte de lo humano. En otras ocasiones -en que he trabajado sobre cabezas delirantes, como orates-, he añadido elementos o tonos, o algo que yo creo que las hace un poco tiernas, un poco más frágiles.
He trabajado sobre cabezas de mujeres a las que les añado elementos desafiantes o aparentemente discordantes. Han ido saliendo así y son maneras de buscar un equilibrio extraño que nunca se llega a alcanzar y que te dice que en la vida hay de todo. Hay de bueno y de malo, virtudes y defectos. Quizás se esté filtrando en mi obra, sin darme cuenta, esa visión que tengo de la vida. También la necesidad que uno tiene de ir buscando, encontrando, equilibrando las cosas. Me salen así esas imágenes y me siento humano, preocupado, relacionado con los demás y eso, de alguna manera, sale en mi trabajo. Tal vez lo inquietante que pueda haber en una imagen fuerte sin yo proponérmelo, sea un medio para sacudir al espectador y sacarlo, moverle el piso. No es que me lo proponga a priori, sale así. Si eso inquieta, si eso provoca algunos estremecimientos o pavores, también es una manera de mover la mente y los ánimos del prójimo, pero a veces hago imágenes contemplativas y muy complacientes. Yo no me he propuesto hacerlo para uno o para otros. Sale y ya.
- ¿Futuro?
- Dibujar todos los días. Quiero hacer tantas cosas que me parece poco el tiempo. Voy a continuar también con las telas de gran formato. Es una delicia para mí trabajar. Ser artista es una profesión muy especial y estoy totalmente inmerso en ella. Después de casi treinta años de trabajo, llegó el momento de compensación a los esfuerzos y como un factor balsámico contra todo tipo de desgracias y sinsabores que uno ha tenido en la vida. Por eso le tengo tanta fe y respeto al trabajo mío y el de los demás. Laboreo serio y profesional es lo que hay que reclamarse y también disfrutarlo. Es una gran suerte.
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Roberto Fabelo, Guáimaro, Camagüey
Pintor, dibujante e ilustrador. Realizó sus estudios en la escuela Nacional de Arte y en el Instituto Superior de Arte de la Habana. Ha sido profesor en los tres niveles de enseñanza en Cuba y jurado en concursos nacionales e internacionales de Artes Plásticas. Ilustrador de numerosos libros, entre los que se destacan varias obras de Gabriel García Márquez. Ha realizado más de 40 exposiciones personales y participadas en 500 colectivas en más de 20 países, entre ellos Cuba, Alemania, Argentina, España, Francia, EEUU, Japón, México, Panamá, Suiza, Italia y Venezuela. Por su destacada trayectoria artística el estado cubano le ha conferido la Medalla por la Cultura Nacional y la Medalla Alejo Carpentier.
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Exposiciones individuales (Selección)
1987, Fragmentos Vitales, Museo de Arte Moderno, México.
1988, Fragmentos Vitales, Museo Nacional de Bellas Artes, Cuba.
1988, Galería O. M. R. Ciudad de México, México.
1992, 1994, Galería Torres, Bilbao, España.
1994, Galería Xeito, Madrid, España.
1997, Trabajos en el Proceso, Galería La Acacia, la Habana, Cuba.
2000, Galería Charlotte Moser, Ginebra, Suiza.
2000, Feria de Arte Internacional ARTESANTANDER, España.
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Exposiciones Colectivas (Selección)
1985, Concurso Juan Miró, Fundación Joan Miró, Barcelona, España.
1987, Pintura Cubana, ONU, Nueva York, EEUU.
1993, Galería José Clemente Orozco, Instituto Cultural de México, Washington, EEUU.
1995, Feria Internacional de Arte Contemporáneo ARCO, Madrid, España.
1997, Feria Internacional de Arte Contemporáneo ARCO, Madrid, España.
1998, Siete Miradas, Galería Suyú, La Habana, Cuba.
1999, Más allá del papel, Espacio Conde Duquye, Madrid, España.
2000, Cuba 2000, Espace Commines, París, Francia.
2001, Feria de Arte Internacional ARTESANTANDER, España.
2002, Feria Internacional de Arte Contemporáneo ARCO, Madrid, España.
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Premios más importantes
Premio Adquisición, Tercera trienal de Arte Contemporáneo. Nueva Delhi, La India, 1978.
Premio Nacional de Dibujo Arístides Fernández. Ciudad de La Habana, Cuba, 1979.
Premio Internacional de Dibujo Armando Riverón.
Primera Bienal de La Habana, Cuba, 1984.
Premio de Dibujo Interrgraphik ’84, RDA.
Primer Premio de la XI Bienal Internacional de Dibujo, Cleveland, Gran Bretaña, 1993.
Primer Premio, Primera Bienal Iberoamericana de la Acuarela en Viña del Mar, Chile, 1996.
Premio UNESCO por la promoción de las Artes Plásticas, 1996.
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Colecciones más importantes
Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba
Centro Wifredo Lam, Casa de las Américas, Cuba
Museo de Arte Moderno de Nueva Delhi, India
Museo de Arte Moderno de México.
Museo de la Universidad de El Chopo, México
Museo Nordillaan Kunsstmuseun, Alborg, Dinamarca.
Galería del Retrato Yugoslavo, Tuzla, Yugoslavia.
Sede de la ONU, Nueva York, EEUU.
Colección permanente en la Galería Los Uffizi, Florencia Italia.
Tomado de: http://www.lajiribilla.co.cu/2003/n104_05/104_27.html